“La historia es nuestra y la hacen los pueblos”
Como expresó un gran antifascista, es deber de los pueblos conocer la historia que han trazado a lo largo de su existencia para así aprender de los errores pasados y contribuir a su correcto desarrollo histórico. Desde el punto de vista revolucionario pretendemos dar a conocer la historia, es esencial, sobretodo, para aprender de los errores cometidos en el pasado, que pudieron dar al traste los procesos emancipadores que encabezó la clase obrera. El objetivo sería enriquecernos de las experiencias de los viejos luchadores y llenarnos de su espíritu para así, motivarnos a la hora de emprender nuestra tarea. Es imprescindible conocer nuestro pasado para identificar claramente quienes son nuestros enemigos, los que nos han traicionado, vendido, masacrado, explotado y humillado a lo largo de la historia.
Para los revolucionarios en el Estado Español, la Guerra Civil, la posterior actividad de resistencia contra el régimen fascista así como , su natural evolución política- “Transición”- de la dictadura militar-fascista al estado liberal-burgués, en el que actualmente nos encontramos, son episodios de la máxima importancia a la hora de abordar el futuro emancipador.
Por ello, para la vanguardia hoy 18 de Julio es una fecha clave en la historia de nuestro pueblo, en ese fatídico día del año 36 se produjo en España el golpe de estado por parte del ala más reaccionaria de la burguesía utilizando al ejercito, su tradicional brazo armado, con el apoyo de los sectores más inmovilistas de la sociedad como la iglesia católica, las potencias nazi-fascistas europeas y con la falsa no intervención de las democracias burguesas como Francia e Inglaterra. En esos momentos la lucha de clases se intensificaba cada vez más y había una firme voluntad de la clase obrera de quitarse de encima el yugo de la brutal explotación que venía sufriendo por las clases dominantes. Este golpe contó con el rechazo de las masas campesinas y obreras, que fueron tardíamente armadas debido a las vacilaciones del gobierno republicano, que por un lado buscaban defender sus moderadas conquistas sociales y por otro avanzar hacia su completa emancipación.
Nuestra provincia, Ciudad Real, aunque hoy sorprenda a muchos, contribuyó al esfuerzo de nuestra guerra formando y enviado al frente varias columnas y batallones de milicianos armados tales como: La columna Miajada, la columna Mérida, el batallón José Maestro, el batallón Adelante y el batallón Martínez Barrio. Valga como metáfora de la relevancia que alcanzó la provincia en aquellos convulsos años que la capital pasara a llamarse "Ciudad Libre de la Mancha”. Asimismo, nuestra tierra acogió a muchos refugiados de otras partes del estado (Extremadura y Andalucía) que huían de la guerra y del terror fascista. Se quebró la estructura latifundista y feudal del campo manchego expropiando a los terratenientes y a los fascistas un total de 1.917.165 hectáreas (un 56 % del suelo cultivable en la provincia) repartiéndose estas entre varias colectividades agrícolas, así también, se socializaron el resto de los medios de producción en Ciudad Real y se expropiaron los bienes de la iglesia.
Desgraciadamente, las clases dominantes, después de tres años de muerte y desolación, consiguieron imponer a este pueblo una brutal dictadura fascista, que durante 40 años ahogó en sangre toda tentativa de progreso y mutiló bestialmente a la clase obrera, llevando casi al exterminio a su vanguardia. Una brutal represión que dejó un saldo de centenares de miles de personas asesinadas, encarceladas, torturadas, represaliadas y exiliadas por la actuación criminal del régimen fascista.
Pero el 18 de Julio tiene en nuestra provincia otro significado. Ese mismo día del año 1976, cuarenta años después del comienzo de la sublevación fascista y muerto ya el dictador, un comando del Frente Revolucionario Antifascista y Patriota colocó un artefacto explosivo en el Ángel de la Victoria, monumento que conmemora los 25 años de la victoria fascista, situado en la localidad ciudadrealeña de Valdepeñas, destruyéndolo parcialmente. Por este motivo queremos hacer un homenaje y recordar no solo a los revolucionarios asesinados por el fascismo, si no a todos los resistentes antifascistas que se enfrentaron con la dictadura y se rebelaron contra la represión brutal y genocida que impuso al conjunto de pueblos del Estado Español.
La primera expresión de resistencia antifascista en el estado español se encuentra en los llamados maquis. Unos eran miembros del desmantelado Ejército Popular de la República, otros presos políticos fugados de las prisiones y campos de concentración del régimen, los que organizaron a duras penas la lucha armada, formando agrupaciones de guerrilleros antifascistas por todo el Estado, que a pesar de sufrir represión, numerosas traiciones y delaciones consiguieron resistir hasta bien entrada la década de los 50. En la provincia se formó en 1944 una agrupación guerrillera que actuaba por la zona, protagonizando numerosas incursiones, sabotajes y ejecutando a significados responsables del régimen, entre ellos, el alcalde falangista de Brazatortas. Entre sus líderes principales esta su fundador, Ramón Guerreiro Gómez, traicionado y abatido en Piedrabuena en 1948.Son conocidas también las estrechas relaciones que se mantenían a través de enlaces con otras agrupaciones guerrilleras, como las de Jaén y Extremadura. Por último, es conveniente advertir al respecto, que los reaccionarios han intentado ocultar, tras la acusación de bandolerismo, a muchos de estos héroes del antifascismo, sirvan de ejemplo "Los Chuchas" de La Solana, y que con unas formas u otras nos resultan familiares estos intentos de criminalización que seguimos sufriendo muchas décadas después.
A partir de los años 50 la guerrilla entra en declive, el movimiento de resistencia se desarrolla más como lucha obrera de carácter fundamentalmente económico con pretensiones sociopolíticas, que se reflejaba en la convocatoria de huelgas y en una lucha protagonizada por los estudiantes universitarios que en 1956 provocó una grave crisis al régimen, esta agudización de las protestas provocó una contundente respuesta represiva. En 1963 se crea el Tribunal de Orden Público, que tiene un fiel continuador como tribunal político y de excepción en la Audiencia Nacional, bien conocida por todos los actuales luchadores, como órgano judicial represivo para los delitos sociopolíticos. En esta época de represión resurge de nuevo la opción de la lucha armada, en un principio reducidos a grupos anarquistas tales como Defensa Interior (rama militar de la CNT) y el Movimiento Ibérico de Liberación, MIL en los años 70, causante de varios atentados contra las fuerzas represivas y varios golpes económicos, de la cual formaba parte Salvador Puig Antich, uno de los muchos mártires del antifascismo. Coincidiendo con la situación general se detectan en la provincia, de manera leve, los primeros resquicios de oposición política, en forma de reivindicaciones socio económicas en la ciudad industrial de Puertollano (huelgas, encierros…) y de revueltas estudiantiles en el campus de la capital, que provocaron el cierre de numerosos colegios y facultades.
Es en este contexto se formó en 1971 el FRAP impulsado por el PCE (ml) que en 1964 rompió con la camarilla claudicadora del PCE carrillista y su política de “reconciliación nacional”, promovió huelgas y manifestaciones, desafiando la represión del régimen y en 1973 decidió optar por la lucha armada para derrocar el orden social existente. Sus acciones produjeron una dura represión por parte del estado y el 27 de septiembre de 1975 fueron ejecutados tres miembros de la organización junto a tres antifascistas vascos, dos meses más tarde moría el dictador.
A Franco le sucedió Juan Carlos de Borbón que había sido nombrado por éste como su sucesor en 1969. Las clases dominantes que habían apoyado al régimen, vieron como este quedaba obsoleto, mirando con inquietud el aumento de la conflictividad social y política de la clase obrera, situación que en algunos lugares del estado, como es el caso de Euskadi y Asturias, se tornó crítica. Entonces, la burguesía monopolista preparó alrededor de su Rey el cambio de maquillaje del estado burgués, que paso en menos de dos años de ser un estado fascista a convertirse en un régimen liberal-monárquico capitalista al uso.
Esta operación contó con la insustituible colaboración de los oportunistas, encabezados por el PCE carrillista y el PSOE, que se encontraban en esos momentos a la cabeza de los movimientos de resistencia antifranquista, gracias al apoyo logístico y financiero prestado por las potencias imperialistas. Estos oportunistas traicionaron la memoria de todos los resistentes antifascistas, colaborando con los verdugos en cambiar la careta al régimen, aceptando la monarquía franquista, desactivando el movimiento obrero, aceptando un “pacto de amnesia” sobre los crímenes que cometió el fascismo durante los 40 años que estuvo en el poder, propiciando nuestra entrada en alianzas imperialistas como la OTAN y la Unión Europea, participaron en la represión contra los movimientos de izquierda más consecuentes, utilizando para ello, la tortura, la dispersión, el aislamiento, la guerra sucia, además de numerosas leyes represivas como la Ley Corcuera, la Ley Antiterrorista, la Ley de Partidos… En nuestra provincia, como en el resto del estado, las organizaciones antifranquistas adoptaron las posturas claudicadoras, que mantenían sus camarillas centrales en Madrid, todo esto se confirmó con la victoria del PSOE en las elecciones regionales de 1983 y el nombramiento de José Bono como Presidente de la Junta de Comunidades.
Pero a la vez que se daban estas posiciones en la izquierda hegemónica también es sorprendente como en Ciudad Real, al margen de éstas organizaciones, siguiendo la rica herencia histórica, surgían grupos de claro contenido antifascista y rupturista apartados de la amalgama reformista, los mismos supusieron una alternativa, aún teniendo en cuenta la heterogeneidad de sus militantes. Una de estas organizaciones fue el comité de solidaridad con los pueblos, que demostró lo singular y avanzado de sus posiciones, apoyando el derecho de autodeterminación y que empieza a desplegar su actividad entorno a la política de concentración del PSOE de presos políticos en la cárcel de alta seguridad de Herrera de la Mancha y las marchas multitudinarias que durante esos años se sucedieron.
A finales de los 80, principios de los 90, con distinta raíz ideológica, perspectivas de trabajo y ámbitos de lucha, aparecen nuevos grupos en la escena antifascista provincial, como el MUR o ZAMBRA, que protagonizan enfrentamientos directos con los fascistas de la capital. En el resto de la provincia encontramos a grupos como la Plataforma Antimilitarista, luchando contra las formas más fascistas de la sociedad que representaba el militarismo y sobre todo, por el derecho a la insumisión. Grama (Grupo de Resistencia Anticapitalista Manchego) que lideró la lucha antisistema durante varios años, llevando a cabo la publicación de varios números de la revista "Cosecha Rebelde”. Otro ejemplo es la lucha de carácter anti-imperialista a través del Comité Pachamama contra la celebración del quinto centenario. En la historia más reciente nos suena a todos Juventudes Ácratas de Ciudad Real y Miguelturra y las Brigadas Antifascistas en la que algunos de sus más destacados miembros siguen codo con codo militando con nosotros.
En estos momentos de crisis capitalista cuando la burguesía nos hace pagar los platos rotos de las consecuencias de sus años de saqueo, los oportunistas se hacen eco del intento del ala más reaccionaria del sistema, comprometido sentimentalmente con el franquismo, de hundir la carrera profesional del juez Garzón promoviendo contra él una querella de prevaricación por su decisión de investigar los crímenes cometidos por el franquismo. Agitan la bandera del antifascismo y hacen llamamientos a la memoria de las víctimas del fascismo con el objetivo de confundir y atraer a las masas más progresistas a su terreno. Para ello han promovido leyes tales como la mal llamada “Ley para la Memoria Histórica” una ley que otorga legitimidad al régimen genocida de Franco (no anulando sus sentencias) y que equipara a los defensores de la República con los facciosos que la destruyeron. Pretenden hacer creer que los trabajadores que empuñaron las armas en el 36 lo hicieron con el objetivo de defender la “democracia” burguesa “ideal” de la que hoy “disfrutamos”.
Es paradójico que los propios fascistas utilicen este término para arremeter y deslegitimar a su oposición política, es un síntoma de que la palabra fascista sigue teñida sangre.
Nuestra labor como antifascistas y revolucionarios es denunciar esta actitud del oportunismo y su entorno que promueve este mensaje (PSOE, izquierda reformista, sindicatos mayoritarios, grupos mediáticos…) Realizar un homenaje digno y merecido a todos los revolucionarios, que lucharon para evitar el avance de la bestia fascista y que aspiraban a la destrucción del capitalismo y a la emancipación de la clase obrera.
Por esta razón, nos congregamos aquí, no sólo con el objetivo de homenajear a los resistentes antifranquistas, también lo hacemos para que ellos compartan sus experiencias con las nuevas generaciones de luchadores, porque para que los pueblos caminen hacia su total liberación es imprescindible que recuperen y conozcan la historia que han trazado. Es absolutamente necesario resaltar a la lucha de clases como motor de la historia, definir el carácter de clase del fascismo como instrumento de la burguesía para aplastar a las masas obreras revolucionarias, la división a lo largo de la historia entre clases oprimidas y clases dominantes, de pueblos sometidos a imperios y tener conciencia de la necesidad histórica de la lucha revolucionaria de las masas oprimidas por su total emancipación.
Debemos recordar a nuestros combatientes como lo que fueron, guerreros del proletariado que lucharon y dieron su juventud su salud y su vida por el progreso de la clase obrera y el fin de la explotación del hombre por el hombre en el mundo entero. Debemos en definitiva, conocer su historia para coger su testigo y luchar por construir un mundo mejor y más justo.